Las madre(selvas) son unas flores

El rol de la maternidad ha sido abordado en la literatura clásica tanto como la contemporánea con miradas desde aduladoras hasta críticas. Podemos mencionar a Yocasta en Edipo rey, obra del teatro clásico de Sófocles, una figura trágica que representa las complejidades del amor maternal y cuya historia resuena a través de los siglos, hasta Úrsula Iguarán en la obra maestra del inmenso Gabo, Gabriel García Márquez, Cien años de soledad, una matriarca fuerte y generosa que mantiene unida a la familia Buendía a lo largo de generaciones y cuya dedicación al hogar y su capacidad para enfrentar adversidades la convierten en un símbolo de resistencia.

La maternidad ha sido y seguirá siendo un tema vigente e inagotable en el análisis literario que cobra particular pertinencia a partir de las luchas y el estudio de la narrativa desde la perspectiva de la teoría feminista. Desde ésta pretendemos mirar la obra que tenemos entre manos, un libro que invita, una vez más, a adentrarnos en el mundo de la maternidad. Las madre(selvas) son unas flores (2024) es la más reciente obra de Rubis Camacho, publicada bajo el sello de la Editorial del Instituto de Cultura Puertorriqueña.

Rubis Camacho, prolífica escritora, con doce títulos publicados, además de ensayos, críticas literarias y publicaciones en revistas literarias y antologías, nos presenta una compilación de cuentos cortos titulada Las madre(selvas) son unas flores. El libro, pequeño en tamaño, pero no así en el valor de su contenido, cuenta con una portada en la que resalta en color negro la silueta de una flor de madre selva, esa planta descrita como trepadora, y que se caracteriza por su rápido crecimiento y sus fragantes flores.

Las madre(selvas) son unas flores
Rubis Camacho
Cuentos
Instituto de Cultura Puertorriqueña
San Juan (Puerto Rico), 2024
ISBN: 978-0-86581-771-5
100 páginas

La lectura de Las madre(selvas) son unas flores resulta una experiencia sensorial inmersiva a lo largo de su variada compilación de cuentos. A continuación, un fragmento del cuento “Sea Hunt” que lo ejemplifica:

Entierra el cuchillo en la cebolla indefensa, prende con rabia el fósforo para encender la estufa, ataca el sartén con una jabalina de salsa, en tanto la carne molida, atropellada con la sal y pimienta, espera con resignación como en la fila del cadalso.

Camacho recurre a diferentes voces y estilos que van desde la voz de un niño que narra sin pausas ni puntuación en “A mi mai le gustan las uñas raras” hasta variadas voces en segunda persona como en “Orquesta de señoritas” y “El video”. El cuento “La mancha” consiste en un solo diálogo sin acotaciones, en que una maestra conversa con una estudiante, que se puede inferir que es de escuela primaria.

El hilo conductor de las historias es la maternidad, aunque no una tradicional y monotemática, sino desde múltiples perspectivas que rompen con los estereotipos y los lugares comunes. Un tanto retando la tradicional premisa, resulta imposible no vincular el título de este texto a la canción “Las madreselvas son unas flores”, que se solía enseñar en los primeros grados en países de tradición hispana como Puerto Rico, y que contenía versos como los siguientes:

Las madreselvas son unas flores
Que simbolizan nuestros amores
Nuestros amores, en este día
Son de las madres, dulce alegría

La madre es parte de nuestra vida
Ella es el ángel que al niño cuida
Debemos darle nuestros amores
Y coronarlas con estas flores

Pero, ¿son realmente las madreselvas unas flores? ¿Acaso las madres son como selvas o, más bien, la maternidad es como una selva, un territorio inhóspito, tan exuberante como diverso, cuyos matices pueden resultar inagotables? ¿Acaso la maternidad es una, como la idea perpetuada de ésta, y no se puede observar desde todas las perspectivas posibles? Veamos pues, Las madreselvas de Rubis Camacho.

El libro contiene una sección titulada “Tres cuentos para Lalito”, seguida de doce cuentos. La dedicatoria del texto sirve de preámbulo a la línea temática: “A mi madre, aunque nunca entendí su forma de ser feliz, y porque nunca entendió la mía”.

Desde la perspectiva de la teoría feminista, el texto explora las relaciones de género, la representación de las mujeres y las dinámicas de poder. En ese sentido, Camacho no sólo explora cómo se representan las diversas figuras maternas, sino también cómo estas representaciones influyen en sus respectivas identidades y las relaciones del resto de los personajes que interactúan en los cuentos.

Como punto de partida a este análisis propongo la perspectiva de Nancy Chodorow en dos de sus libros La reproducción de la maternidad (1978) y Femineidades, masculinidades y sexualidades (1994). Chodorow, profesora emérita de la Universidad de Berkeley, se enfoca en la intersección entre el psicoanálisis y el feminismo, explorando cómo las relaciones interpersonales, especialmente entre madres e hijas, moldean la identidad de género. En su trabajo, trata el instinto maternal de manera crítica y argumenta que esta idea es una construcción social que perpetúa roles de género tradicionales.

En Las madre(selvas) son unas flores, Rubis Camacho aborda ese rol tradicional y romantizado de la maternidad que, según Chodorow, se ha construido a través de normas culturales y sociales, y que descansa en el modelaje y las relaciones entre madres e hijas, mediante las cuales se asegura su continuidad. Camacho confecciona historias que desafían el rol maternal anquilosado en la memoria colectiva que exige una madre abnegada, amorosa, desprendida, devota a su familia y feroz defensora de su prole.

Pero entre las madre(selvas) de Rubis encontramos otras madres. En algunos casos, la madre maltratante, que desatará su ira si el niño se orina en la cama, o la madre que abandona al hijo que nació con alguna diversidad funcional, o el caso del pequeño que conoce a su madre tiempo después porque alguna vez fue maltratado por ella y removido de su lado. Esas ¿dejan de ser madres? Si la definición en su origen se vincula a aquella que engendra, ¿cómo percibirlas, juzgarlas, categorizarlas?

Nancy Chodorow propone que el “instinto maternal” no es biológico sino un fenómeno socialmente construido. Destaca cómo las relaciones interpersonales, especialmente entre madres e hijas, son cruciales para entender tanto la maternidad como los roles de género en la sociedad, invitando a reconsiderar cómo se forman y perpetúan las identidades femeninas y masculinas a través del tiempo y las generaciones. Teniendo esto en cuenta, en otras instancias de Las madre(selvas) son unas flores Camacho nos muestra a la hija que cuida de una madre que posiblemente, durante su maternidad, no se circunscribió a esas encomiables cualidades que definen a una “buena madre” y que siente el deber de cuidar de ésta en la vejez. También revela la madre que ha desarrollado una relación enfermiza con su hijo a raíz de la ausencia del marido y se obsesiona con éste como si fuera una extensión de aquél. Además, descorre el velo de la madre, que arruina el sueño de su niña de ser la reina de los corazones de su salón de primaria, o la que está disgustada porque sus niñas tienen los cabellos rizados y las maltrata mientras trata de alisarles las melenas.

Además de abordar el rol de la madre biológica, Rubis nos muestra a la abuela que abraza el rol de madre porque la madre que engendró a la criatura está ausente. Este personaje tan recurrente en la sociedad moderna, sobre todo entre los sectores marginados, protagoniza varias historias, encarnando desde la heroína hasta la mártir. Unas y otras se convierten en salvoconducto, aunque momentáneamente (por un espacio definido de tiempo) o como producto de la imaginación del niño que ansía estar en la casa de la abuela en vez de atrapado en la inextricable selva de su propio hogar.

La perspectiva freudiana plantea que el instinto de agresión y protección emerge en el instante en que surge una situación en la que resulta necesaria una reacción agresiva como defensa y acto de supervivencia. Desde ese punto de vista, y alineado con la perspectiva de Nancy Chodorow, la sobreprotección materna o la defensa aguerrida o agresiva de la madre a sus hijos, responde al grado de identificación de ésta con sus crías. En Las madre(selvas) son unas flores, Rubis Camacho muestra madres que son capaces de acunar y proteger como también de matar a quienes agreden a sus hijos o hijas.

Más allá de la perspectiva de la maternidad tradicional, Camacho añade la de quienes no pueden concebir de inmediato o cuyo deseo de ser madres se ve coartado por las expectativas de lo que debe ser la familia tradicional. Desde la perspectiva feminista, la autora evidencia la limitación del rol de la maternidad para quienes no se ajustan a esa expectativa, en especial si ésta cuestiona de manera directa la norma social. La autora nos confronta en dos instancias: la primera, cuando una niña trata de entender por qué su maestra le pide que no se deje tocar de la pareja de su madre, aun cuando la presencia de esa mujer, lejos de ser invasiva, resulta ser un bálsamo en su vida. En la segunda, Camacho enfrenta el deseo de maternidad de una pareja lesbiana en la que una de las partes se esfuerza, incluso en perpetuar una relación que a todas luces está en decadencia, para ajustar de manera “apropiada” ese entorno que llaman hogar para que pueda ser considerado como núcleo familiar para un niño en adopción.

Como si dentro del entramado social las expectativas de roles tradicionales representasen una especie de jungla, Las madre(selvas) de Rubis Camacho revelan los matices más brutales y violentos, así como los más emotivos y sensibles de la maternidad.

Esta entrega merece ser leída y analizada de manera minuciosa como propuesta para cuestionar y repensar las preconcepciones de la maternidad en todas sus dimensiones, con todas sus contradicciones. Camacho, de manera sutil y bestial a la vez, rompe con la idea romántica e idealizada de lo admirable y hermoso de lo que significa ser madre, mientras muestra la realidad cruda y sin filtros de lo que han enfrentado y enfrentan los hijos de las madre(selvas).

Reseña por Elga del Valle La Luz