EL PEREGRINO
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Durante diez años, del otoño a la primavera, J. A. Baker se propuso rastrear a diario a los halcones peregrinos que visitaban su región, en el este de Inglaterra, en una época en que se creía que estas aves corrían el peligro de extinguirse. Los persiguió con amor y obsesión, los observó en el aire y en la tierra: la forma en que volaban, cazaban, se alimentaban y descansaban, actividades que Baker registra con una combinación exquisita de exactitud y poesía. A medida que avanza en el misterio de esa búsqueda, su propio sentido de lo humano parece disolverse para ser reemplazado por la conciencia implacable de un halcón. De esa transformación se ocupa este libro hermoso, conmovedor e inolvidable. Publicada originalmente en 1967 y nunca antes traducida al español, El peregrino está considerada una de las obras maestras del siglo XX de la literatura sobre la naturaleza.
Por varias décadas, la figura de J. A. Baker estuvo signada por la falta de información biográfica y un misterio a la altura del mito literario en que se convirtió El peregrino desde su publicación en 1967. Ni siquiera se conocían la fecha de su muerte o los nombres escondidos detrás de las iniciales. Solo recientemente, tras una nueva revalorización de su obra, críticos e investigadores reconstruyeron parte de su biografía. John Alec Baker nació el 6 de agosto de 1926 en Chelmsford, Inglaterra, en una familia de clase media baja. Era hijo único. No cursó estudios universitarios ni tuvo relación con escritores o personalidades de la cultura de su tiempo. A pesar de que su educación formal concluyó a los dieciséis años, fue un gran amante de la ópera y la poesía y de la obra de Charles Dickens. En 1956 se casó con Doreen Grace Coe, con quien vivió durante 31 años en el condado de Essex. Tuvo varios empleos poco relevantes: trabajó cortando árboles, fue recolector de manzanas, cadete temporario en el British Museum y encargado de la Asociación Automovilística de Chelmsford, puesto en el que se desempeñó durante gran parte de su vida, aunque no sabía conducir. La bicicleta era su único medio de transporte. Nunca fue bibliotecario, como se creyó durante mucho tiempo. Publicó solo dos libros: El peregrino (1967), que mereció el premio Duff Cooper ese mismo año y fue considerado de inmediato una obra maestra de la literatura sobre la naturaleza, y The Hill of Summer (1969). El peregrino es el relato condensado en un año de las observaciones y registros de halcones peregrinos que Baker llevó a cabo en la zona rural de Essex durante una década, entre 1955 y 1965, luego de que la contaminación por agroquímicos redujera drásticamente la población de halcones. Reescribió cinco veces el libro hasta llegar a esta, su versión final. Fue traducido al francés, al italiano, al alemán y al sueco. Baker murió el 26 de diciembre de 1987 a los 61 años.
La fuerza y la belleza de la prosa de Baker no tienen precedentes. Su fascinación, su compromiso íntimo y entusiasmo por el mundo natural, y la intensidad con la que ve las cosas que ocurren a su alrededor –capturando la esencia de un hecho fugaz con todo detalle– son maravillosos. Hay un éxtasis, una suerte de delirio amoroso por lo que observa. Cualquiera que ame de verdad la literatura o el cine debe leer este libro.
Werner Herzog
El peregrino no es la crónica de un naturalista sensible o un etólogo aficionado. Es una obra única, mayor, el rapto de un escritor extático frente a lo que se extingue, una cima de la lengua que varía y desvaría. Un réquiem, un salto de fe, una elegía.
Graciela Speranza
Por varias décadas, la figura de J. A. Baker estuvo signada por la falta de información biográfica y un misterio a la altura del mito literario en que se convirtió El peregrino desde su publicación en 1967. Ni siquiera se conocían la fecha de su muerte o los nombres escondidos detrás de las iniciales. Solo recientemente, tras una nueva revalorización de su obra, críticos e investigadores reconstruyeron parte de su biografía. John Alec Baker nació el 6 de agosto de 1926 en Chelmsford, Inglaterra, en una familia de clase media baja. Era hijo único. No cursó estudios universitarios ni tuvo relación con escritores o personalidades de la cultura de su tiempo. A pesar de que su educación formal concluyó a los dieciséis años, fue un gran amante de la ópera y la poesía y de la obra de Charles Dickens. En 1956 se casó con Doreen Grace Coe, con quien vivió durante 31 años en el condado de Essex. Tuvo varios empleos poco relevantes: trabajó cortando árboles, fue recolector de manzanas, cadete temporario en el British Museum y encargado de la Asociación Automovilística de Chelmsford, puesto en el que se desempeñó durante gran parte de su vida, aunque no sabía conducir. La bicicleta era su único medio de transporte. Nunca fue bibliotecario, como se creyó durante mucho tiempo. Publicó solo dos libros: El peregrino (1967), que mereció el premio Duff Cooper ese mismo año y fue considerado de inmediato una obra maestra de la literatura sobre la naturaleza, y The Hill of Summer (1969). El peregrino es el relato condensado en un año de las observaciones y registros de halcones peregrinos que Baker llevó a cabo en la zona rural de Essex durante una década, entre 1955 y 1965, luego de que la contaminación por agroquímicos redujera drásticamente la población de halcones. Reescribió cinco veces el libro hasta llegar a esta, su versión final. Fue traducido al francés, al italiano, al alemán y al sueco. Baker murió el 26 de diciembre de 1987 a los 61 años.
La fuerza y la belleza de la prosa de Baker no tienen precedentes. Su fascinación, su compromiso íntimo y entusiasmo por el mundo natural, y la intensidad con la que ve las cosas que ocurren a su alrededor –capturando la esencia de un hecho fugaz con todo detalle– son maravillosos. Hay un éxtasis, una suerte de delirio amoroso por lo que observa. Cualquiera que ame de verdad la literatura o el cine debe leer este libro.
Werner Herzog
El peregrino no es la crónica de un naturalista sensible o un etólogo aficionado. Es una obra única, mayor, el rapto de un escritor extático frente a lo que se extingue, una cima de la lengua que varía y desvaría. Un réquiem, un salto de fe, una elegía.
Graciela Speranza